A lo largo de mis 30 años en la formación profesional para el empleo he visto cómo la relación laboral de los centros de formación con los docentes ha ido evolucionado, de la contratación laboral a la mercantil, cada vez existen más docentes autónomos. El estudio más reciente que conozco, “Evaluación de la calidad de los formadores del sistema de formación profesional para el empleo”, publicado en 2019 por FUNDAE, el 47,5% son docentes autónomos, es decir, tienen una relación mercantil con la entidad de formación profesional para el empleo.
En formación profesional para el empleo, no incurres en subcontratación si contratas a un docente autónomo
El trabajo autónomo tiene tres características definitorias:
- Alto grado de autonomía
- Pago por tarea
- Relación a corto plazo entre trabajador autónomo y cliente.
La Organización Mundial del Trabajo clasifica el trabajo autónomo (en el lenguaje OIT es el llamado trabajo independiente) en dos dimensiones –y como sabéis no me puedo resistir a explicar algo mediante una matriz-, las dimensiones que nos permite explicar el trabajo autónomo son:
- Se realiza ¿por opción personal o porque no hay otro remedio?
- El trabajo autónomo es la fuente de ingresos ¿principal o una complementaria, a otra de carácter más estable?
Según estas dos variables se extraen cuatro tipos de perfiles de trabajadores/as que yo voy a intentar llevarlo a los docentes autónomos:
- Docentes libres: Estos docentes autónomos su principal fuente de ingresos es la formación que imparten. Les encanta ser autónomos y disfrutan siendo formadores.
- Docentes ocasionales: La docencia no es su principal fuente de ingresos, pero son autónomos por elección. Su principal fuente de ingresos suele ser un trabajo tradicional –generalmente en el área de la que son docentes- o también tenemos a jubilados.
- Docente renuente: Estos docentes autónomos igual que en el caso de los docentes libres, su principal fuente de ingresos es la docencia como autónomo, pero preferiría un contrato tradicional.
- Docente mini-jobs: Son autónomos porque no les queda otro remedio y además el trabajo como docentes autónomos es para conseguir ingresos secundarios –preferirían no hacer trabajos secundarios para llegar a fin de mes, pero…- Son docentes que estarían encantados de tener un trabajo a tiempo completo pero que por diversas razones no logran obtenerlo, así como otras personas, que aún teniendo un trabajo requieren de terceros miniempleos porque con lo que ganan “no les llega”.
Te incito a clasificar a los docentes autónomos que contratas en tu centro de formación profesional para el empleo, según las categorías antes señaladas y tomes decisiones.
Por último, pero no menos importante, me encantaría saber tu opinión, ayúdame con tus comentarios. Me gustaría que compartieses tu opinión, sobre qué tipos de docentes autónomos responden mejor según la situación formativa en la que nos encontremos.
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